En fases medias o avanzadas de la ELA, la debilidad y falta de coordinación de la musculatura que interviene en la deglución, va a provocar que el paciente de ELA tenga dificultad para masticar o tragar los alimentos. La disfagia (alteración en el transporte del alimento desde la boca al estómago) y la salivación excesiva van a repercutir negativamente en una correcta alimentación y un adecuado estado nutricional.
Lo ideal es que, tras el diagnóstico, el Neurólogo derive al paciente al Endocrino, Digestivo o Nutricionista, según el hospital. Este especialista debe evaluar al paciente precoz y periódicamente, aun en ausencia aparente de síntomas llamativos, con el propósito de valorar y mantener el estado nutricional en la mejor situación posible.
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