Pasan los días, avanza el otoño y el ritmo frenético de la información no se toma ni un día libre. La opinión pública, ese ente difuso y cambiante regido por leyes dispares y descontroladas, se halla hipnotizada por el que pudiera ser un punto de inflexión no solo político, más bien, de valores cívicos. Sin hacer pronósticos ni evaluar propuestas o tendencias, en el hartazgo generalizado uno comienza a ver cómo aflora implicación donde antes había indiferencia.
Parece que la ciudadanía quiere saber, quiere hacer, y no solo maldecir o simplemente conformarse. Nunca valió de nada mirar hacia otro lado. Si el ciudadano empieza a verse como parte del todo, dueño del todo, jefe del destino de ese todo, seguramente este país será mejor. Mucho mejor.
Me propuse que este blog iba a pelear cada semana para sacar la cabeza entre la vorágine constante de noticias, intentando que la problemática de la esclerosis lateral amiotrófica no se ahogara con el paso del tiempo. Hoy me toca seguir dando la tabarra, a riesgo de empezar a ser cansino. No me importa. Es el compromiso que he adquirido y hay que ser consecuente con los contratos que se firman con uno mismo.
Que conste que no estoy ni mucho menos solo en esta tarea. Soy uno más dentro de una guerra de guerrillas donde bastantes enfermos y asociaciones no paran de innovar y buscar iniciativas para obtener recursos, concienciar y darle voz a la ELA. A diferencia de los síntomas crueles que nos afectan a este tipo de enfermos, la lucha de todos nosotros (por concienciar, por buscar soluciones) refleja cada día mejores síntomas. En eso ayer estábamos peor que hoy. Y hoy estamos peor que mañana. Lo ocurrido el pasado verano explica que este avance haya cogido mayor velocidad.
Altura de miras y regeneración personal
Sobre el cubo de agua helada se ha dicho bastante, incluso se ha polemizado. Más allá de todo lo que se pueda decir sobre esta iniciativa lanzada desde Estados Unidos al mundo entero con la intención de dar un paso de gigante hacia la deseada solución médica de la ELA, hay un inequívoco y rotundo éxito que permanecerá para siempre. Lo he comentado en otros foros, el cubo helado es a la ELA lo que el lazo rojo fue para el Sida. Una marca, un símbolo diferenciador que eleva el nombre de esta enfermedad neurodegenerativa por encima de todos los arrebatos de la actualidad informativa.
Carlos Matallanas vive en Cádiz, es futbolista, periodista y afectado de ELA