¿Veis a este hombre? ¿Esta carita tan preciosa? Pues es mi padre, el hombre más fuerte que ha puesto los pies sobre la tierra. Bueno papi, mejor dicho, “pequeño”, te encantaba que te lo dijera, no me olvido de ti, ni lo hare en mi vida, porque ¿sabes qué? Tú no te has muerto, tú estas descansando, que ya te lo merecías, y ¿sabes por qué sé que no estás muerto? Porque te siento conmigo, aquí, en cada risa, en cada lágrima, en todo, te veo a ti, con tu cachondeo y con tu risa.
Siempre me querías ver sonreír, y hay una imagen que no se me olvida, es cuando fui visitarte al hospital y empecé a llorar, y tú con las pocas fuerzas que te quedaban levantaste la mano para decirme que no, que no llorara. Pero yo en ese momento no vi algo más que un simple no, vi un “eres fuerte, lo sé, tu puedes con esto y con más, sonríe, aunque yo no me quede aquí tú tienes que seguir adelante, apoyando a mamá, porque sé que no os dejo solas”.
Y en eso último tenías razón, porque aparte de tenernos una a la otra, tenemos una familia inmensa, unos amigos espectaculares y yo TENGO un padre excepcional, porque vuelvo a repetir que tú no te has ido, tú sigues aquí conmigo, porque tú nunca me dejas sola, tengo que admitir que me cuesta mucho estar sin ti, sin tu risas, sin tus tonterías, sin ti, en fin, es que ya no te tengo, eras mi vida y ya no estás. Bueno pequeño, te diría que me toca despedirme, pero esto no es una despedida, esto es un hasta pronto. NOS VEMOS AHÍ ARRIBA MI VIDA.
Sevilla, 15 de noviembre de 2013. Marina Ameal Rodríguez, 13 años, hija de José Luis
